El búho real

Es la rapaz nocturna europea más grande, hasta 70 cm. de longitud y 180 de envergadura. Presenta unos mechones de plumas oscuras muy sobresalientes en la cabeza simulando un par de orejas.
Los ejemplares adultos presentan el dorso y la cabeza de color pardo leonado con abundantes manchas oscuras, casi negras. La parte baja de la cara y garganta son blancas. En las partes inferiores presenta un color amarillento con manchas longitudinales muy oscuras y gruesas sobre el pecho y unas manchas verticales más finas en el vientre. Las plumas llegan a cubrir totalmente los dedos. La cola es corta con franjas transversales oscuras, al igual que las alas. Las hembras son más grandes que los machos.
Prácticamente utilizan todos los tipos de terrenos para habitar, aunque prefieren las zonas con cortados rocosos de muy diversos tamaños cercanos a cultivos y sobre todo cercanos a vertederos municipales. Se encuentran tanto en las zonas boscosas como de matorral.

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Internatura

Una lamentable pérdida

Aparece muerta un águila real en Valladolid que pudo morir envenenada.
El portavoz de la Asociación para la Conservación y Estudio de la Naturaleza de Valladolid (ACENVA), Jesús Colás, ha informado a EFE de que, a falta de la confirmación oficial de la autopsia, es "casi seguro" que el ave muriera envenenada por la utilización de un producto fitosanitario ilegal, aunque la investigación todavía no ha confirmado de qué compuesto se trata.
El águila imperial ibérica es una especie catalogada en peligro de extinción, endémica de la Península Ibérica, cuya población se cifra en 253 parejas, de las que 42 habitan en Castilla y León.
De plumaje pardo oscuro y blanco, esta rapaz suele alimentarse de conejos, liebres, palomas y otras aves, además de zorros, roedores y, ocasionalmente, de carroña.
Colás ha recordado que el pasado verano se produjo un suceso similar en Valladolid, en el que perecieron catorce milanos negros.
Ha asegurado que los autores de estos delitos se exponen a multas que oscilan entre 3.000 y 60.000 euros, e incluso a penas de cárcel.
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Refugio de rapaces Montejo de la Vega

El refugio de rapaces de Montejo de la Vega cumple 35 años
Fue creado gracias a una propuesta realizada por Félix Rodríguez de la Fuente

Son de sobra conocidas las hoces del río Duratón, pero el nordeste de la provincia de Segovia guarda otra maravilla de la naturaleza trabajada por la mano firme del agua y el viento, las hoces del Riaza. Un magnífico paraje que comprende unos doce kilómetros del curso medio del río, entre el Embalse de Linares del Arroyo y el pueblo de Montejo de la Vega. Si nos dejamos caer por la zona estamos invitados a descubrir los secretos de esta zona y el refugio de rapaces de Montejo, impulsado por el gran Félix Rodríguez de la Fuente.

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Páginas de Segovia-edición digital

Halcón en acción

Este vídeo muestra parte de una exhibición de cetrería. No es como verlo en su hábitat natural pero resulta interesante.

La lechuza común

A la lechuza común, rapaz nocturna, le gusta habitar cerca de los lugares poblados por el hombre, incubando en torres, graneros, ruinas y en general en edificios solitarios.
Se puede encontrar en toda la Península Ibérica, así como en las islas Baleares y Canarias.
Las poblaciones españolas son residentes y a ellas se les unen durante el invierno aves de otras regiones de Europa.
Se alimenta principalmente de ratones, por lo que es considerada un buen raticida. También se alimenta de pequeñas aves y, esporádicamente, de mariposas nocturnas.
La época de cría es en Mayo pero en zonas del sur puede adelantarse. Depositan los huevos en el suelo, en lugares escondidos y después de unos 30 días nacen los polluelos.
Durante la primera semana la hembra sigue cubriéndolos y es el macho el que se encarga de buscar la comida para toda la familia.
Las aves jóvenes pueden hacer largas travesías y allí donde críen por primera vez se quedarán para siempre, acompañando a los habitantes del lugar con sus característicos gritos parecidos a ronquidos o quejidos.

Por el Valle del Roncal

En una ocasión, viajando por la zona del Valle del Roncal, en Navarra, tuve ocasión de contemplar unas rapaces que planeaban sobre los campos a la espera de conseguir su comida, supongo.

No pude reconocerlas, ya que a pesar de lo mucho que me gustan estas aves no soy un experto, pero era una visión sumamente interesante.

De gran tamaño, elegantes, seguras. Describiendo amplios círculos arriba y abajo.

Si alguna vez os encontráis en una circunstancia semejante os aseguro que vale la pena detener el coche y dedicar un rato a su contemplación.

No tengo ninguna foto de aquél día pero dejo una imagen del valle, aunque sin aves.

Un poco de música

Hoy os traigo un poco de música para amenizar la lectura




Espero que os guste.

Rapaces en el sureste español

Destaca en Sierra Escalona el grupo de las aves de presa ya que se trata de una de las zonas más importantes para la dispersión juvenil de águila perdicera y real, junto con Toledo, el Sur de Albacete y el Sur de Cádiz en el contexto europeo. Los datos de captura y electrocuciones implican la presencia anual de varias decenas de águilas entre perdiceras (mín 21) y reales (mín 7), cuya cifra debe ser lógicamente mucho mayor. La mayoría de los jóvenes de las provincias de Alicante y Murcia utilizan esta zona de dispersión lo que supone que puede acoger la producción de unas 45 parejas de águila perdicera y 60 de águila real. A estos ejemplares habría que sumar los de otras edades que suponen aproximadamente el 25% (14 águilas perdiceras y 11 reales) de los observados en las áreas de dispersión. Completan el cupo las águilas procedentes de otras áreas geográficas que, a juzgar por la proporción de individuos marcados respecto a los observados, no debe ser inferior al 50%.

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Amigos de Sierra Escalona

Rapaces en acción

Este vídeo nos muestra diversas rapaces en su hábitat natural.

Las aves rapaces de la Comunidad Valenciana, un tesoro a conservar

La agilidad y la maestría del vuelo y el picado a flor de ladera de nuestras últimas Águilas Perdiceras en las sierras bajas. La reciedumbre y sobriedad del planeo del Águila Real en medio de la ventisca de la alta montaña. El boyante vuelo del Aguilucho Lagunero, y de noche la Lechuza Campestre, sobre nuestros marjales y albuferas. Los esprints zigzagueantes del Azor y el Gavilán en las frondas de nuestros bosques de encinas y de pinos, de alcornoques y quejigos. El ágil batir de alas del Aguilucho Cenizo en matorrales, llanos y marjales, sustituido en invierno por su pariente el Aguilucho Pálido. El velocísimo picado del Halcón Peregrino, que retumba en la barranquera al pegar sobre la urraca. La habilidad volatinera del Alcotán, capaz de dar alcance en pleno vuelo a esos rapidísimos maestros del aire que son los vencejos. El vuelo cernido del Águila Culebrera, los Cernícalos y el Ratonero, en busca de la culebra, el roedor o el insecto. Lo esmerado de la persecución del pequeño Esmerejón tras la cogujada en el páramo. El picado oblicuo del Águila Calzada, experta predadora de nuestro mayor saurio: el lagarto ocelado. La progresión sorprendente del Halcón de Eleonor en la tormenta marina del archipiélago de las Columbretes. Las órbitas descritas por los Buitres Leonados en pleno vuelo nupcial bajo el cielo claro de principios de enero...

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GECEN

Águila real

Aquí os presento un hermoso ejemplar de águila real.
Esta especie de ave rapaz está distribuída por la mayor parte de la Península Ibérica. Con sus aproximados 85 cm de longitud y sus más de dos metros de envergadura es el águila más grande que se puede encontrar en nuestra península.
Las hembras pesan sobre seis kilos y los machos cuatro. Suelen tener una expectativa de vida de unos 45 años o más, lo que significa que, en condiciones apropiadas y libre de accidentes ocasionales o producidos por la intervención directa del hombre, es bastante longeva.
Como todas las aves rapaces es depredadora.
Puede volar varias horas en espiral o permanecer al acecho rastreando su territorio a la espera de avistar una posible presa. Se alimenta de pájaros, roedores y mamíferos de pequeño tamaño.
Al replegar sus enormes alas y descender hacia su presa puede alcanzar una velocidad de casi 300 km por hora., pudiendo transportar hasta cinco kilos de peso.